En un auto opuesto a los objetivos y compromisos climáticos, ambientales y de descarbonización, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anula la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona por tener un ámbito geográfico excesivo y restringir la posibilidad del uso del coche.
En España poner trabas a la circulación de vehículos a motor es una tarea complicada para todas las instituciones. Unas veces por propia convicción política, otras por la impopularidad de las medidas a implementar y otra por el individualismo al que ha llegado una parte de la sociedad, que antepone intereses particulares frente a los generales sin atender a razones. El último en sumarse a este escenario ha sido el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que, en un auto publicado el pasado 22 de marzo, deja sin efecto la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona. Una sentencia cuestionable que pone en duda todos los planes europeos y nacionales para mitigar, adaptarse y luchar contra el cambio climático, y avanzar en la neutralidad climática en las ciudades a través del proceso de descarbonización de la movilidad.
Numerosas entidades de la sociedad civil, entre ellas Ecologistas en Acción y ECODES, consideran que la sentencia se basa en asunciones erróneas, fuera de lugar, y que resulta un paso atrás peligroso. Consideran que la sentencia hace apreciaciones políticas con argumentos técnicamente falsos, que exceden el ámbito propiamente jurídico. Además, reclaman que el debate abierto por la sentencia del TSJC no sea si se anula o no la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) sino cuáles son las medidas efectivas para garantizar el derecho a respirar un aire limpio. El Ayuntamiento de Barcelona estudia en estos momentos la interposición de un recurso de casación que evite la suspensión de la ZBE.
Su anulación práctica sería un paso atrás en la lucha contra la contaminación y frente a la emergencia climática. Y no olvidemos que ahora mismo se ha abierto un proceso judicial en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por incumplimiento reiterado de la normativa de la calidad del aire en Madrid y Barcelona. Ambas ciudades superan constantemente los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y han sido llamados a la atención en múltiples ocasiones en la última década. Un estudio que analiza 1.000 urbes europeas coloca a la ciudad condal en el pésimo sexto lugar debido al número de muertes asociadas a la contaminación por NOx.
Eso teniendo en cuenta las antiguas recomendaciones de la OMS, y sobre las que todavía actualmente rige la normativa. Considerando las nuevas guías de la OMS, mucho más exigentes, las políticas que la ciudad de Barcelona debe llevar a cabo para reducir la contaminación han de ser mucho más ambiciosas que las realizadas hasta ahora. La ZBE no solo debe continuar, sino que debe acelerar su calendario de descarbonización y favorecer el cambio modal, hacia una movilidad activa, compartida, y no contaminante. Más aún en un contexto en el que 149 ciudades españolas deben implementar estas áreas de restricción antes de 2023 para cumplir con la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Para lo que, además, están recibiendo dinero europeo enmarcado en los compromisos del Plan de Recuperación.
Y es que las ZBE van a ser uno de los pilares fundamentales de la nueva movilidad urbana en España. Son una herramienta clave para reducir la contaminación atmosférica, las emisiones de CO2, y dotar a las ciudades de espacios más habitables. Son una apuesta por la salud de los ciudadanos, sirven para devolver las calles al peatón, reducen el vehículo privado, sensibilizan en pro de la sostenibilidad y priorizan la movilidad activa y el transporte público. La ciudadanaía tiene derecho a disfrutar de esta transformación y esta calidad de vida en su lugar de residencia. Además, no sólo impactan en términos de movilidad, sino que facilitan la adaptación al cambio climático. Fenómenos como el efecto “isla de calor” y su impacto pueden verse reducidos mediante la adopción de estas áreas y otras medidas de adaptación al cambio climático.
De momento tocará aguardar con esperanza para ello.
FIN
El próximo miércoles 30 de marzo será presentado el informe sobre “Reflexiones sobre movilidad y zonas de bajas emisiones en 10 ciudades españolas.
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