Al filo de la campana, el equipo negociador del Parlamento Europeo y del Consejo alcanzaron anoche, martes 20 de febrero, un acuerdo para garantizar que la calidad del aire que se respira en Europa no daña la salud ni los ecosistemas.
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El acuerdo rebaja a la mitad los límites de los principales contaminantes, aunque queda aún lejos de las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud.
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El 80 % de la población española respira en la actualidad aire contaminado, de acuerdo a los nuevos límites, que deberán alcanzarse antes del año 2030.
La Directiva de Calidad del Aire es la norma básica por la que se rigen las legislaciones estatales en materia de calidad del aire. La norma que marca los objetivos de calidad del aire de contaminantes atmosféricos como dióxido de nitrógeno (NO2), partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y ozono es de 2008. En 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó unas nuevas directrices en base a la evidencia científica sobre contaminación y salud, que establecían objetivos mucho más bajos que los vigentes, de hasta la cuarta parte, para garantizar que el aire que se respira no es tóxico.
Tras el anuncio de la OMS en 2021, la Comisión Europea comenzó a revisar la Directiva, y presentó su propuesta en octubre de 2022. El Parlamento Europeo aprobó su posición, un poco más ambiciosa que la de la Comisión, en septiembre de 2023. Y finalmente, el Consejo, los Estados miembros, acordaron su postura en diciembre de 2023. Los equipos negociadores de las tres instituciones presentan ahora el acuerdo logrado, que debe ser ratificado por el Parlamento y el Consejo antes de la disolución de la cámara debida a las elecciones europeas.
Los nuevos límites son un reto para buena parte de las ciudades españolas. Madrid y Barcelona han cumplido solo en los últimos años los límites vigentes, por lo que deben reducir prácticamente a la mitad los niveles de contaminación, para poder cumplir con esta directiva revisada.
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Vigente | Directiva (2030) | OMS (2021) |
PM2,5 | 20 µg/m3 | 10 µg/m3 | 5 µg/m3 |
PM10 | 40 µg/m3 | 20 µg/m3 | 15 µg/m3 |
NO2 | 40 µg/m3 | 20 µg/m3 | 10 µg/m3 |
Ozono (8h) | 120 µg/m3 | 120 µg/m3 | 100 µg/m3 |
Como muestran los informes anuales de Ecologistas en Acción, cada año, hay una tendencia a la mejora en algunos contaminantes atmosféricos, como el dióxido de nitrógeno. Sin embargo, las cifras de mortalidad prematura que causa la contaminación del aire siguen siendo demoledoras. En Europa provoca entre 300.000 y 400.000 muertes cada año, mientras que en España unas 30.000 muertes anuales se relacionan con la contaminación atmosférica.
La explicación a esta aparente contradicción es que la legislación vigente (Directiva de Calidad del Aire, aprobada en 2008) partía de unos estándares de calidad del aire que ahora, por una apabullante evidencia científica, son considerados obsoletos y malsanos, en especial tras revisión de los límites de los contaminantes atmosféricos hecha pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021.
El acuerdo alcanzado ayer, 20 de febrero, supone un avance en la protección de la salud, aunque no llega a los valores que indica la OMS, como sería deseable. El texto acordado indica que debe haber más puntos de muestreo en las ciudades, y que las normas de calidad del aire se revisarán antes del 31 de diciembre de 2030, y a partir de entonces, cada cinco años. El acuerdo debe ratificarse, antes de la disolución de la cámara, por el Parlamento y el Consejo. Los Estados miembro dispondrán de dos años para aplicar las nuevas normas.
Clean Cities insta a todas las administraciones a trabajar de forma prioritaria en la reducción de la contaminación del aire, que supone la principal causa de mortalidad por razones ambientales en España y en todo el mundo.
Muchas Comunidades Autónomas incumplen su obligación de poner en práctica planes de lucha contra contaminantes como el ozono. Y el Gobierno central sigue apostando por la ampliación de grandes infraestructuras de transporte, con claras repercusiones en la calidad del aire (además de contribuir al incremento de emisiones de gases de efecto invernadero) como las anunciadas del aeropuerto de Madrid-Barajas, que es el principal foco de contaminación en la Comunidad de Madrid, o del puerto de Valencia.
La situación actual, sin embargo, es muy preocupante por lo contrario: la inacción o los pasos atrás en materia de mejora de la calidad del aire. Hay un clamoroso incumplimiento de la obligación de muchos ayuntamientos de poner en marcha zonas de bajas emisiones (ZBE): a pesar de que son perentorias desde principio de 2023 para los municipios con más de 50.000 habitantes, solo 18 de los 150 municipios obligados a ello tienen ahora mismo ya establecida su ZBE.
En otros lugares se está retrocediendo en relación a lo conseguido en el pasado: desmantelamiento de carriles bici en Elx/Elche y en Logroño; eliminación de carriles bus y bici en Valladolid; amenaza de eliminación de la ZBE de Castelló de la Plana; retirada de bolardos que protegen algunas escuelas o la supresión de la prohibición de circular en coche en diversos entornos escolares de Madrid y Gijón; la revisión del programa Protegim las escoles en Barcelona; el anuncio de algunas ciudades de que “reducirán las ZBE al mínimo”, como Gijón y Badalona o de que eliminan restricciones de tráfico como en Murcia; la renuncia a amplios espacios peatonales ganados tras la epidemia de Covid en Gijón y Barcelona; y un largo etcétera.
La reducción de la contaminación del aire debe ser una prioridad para las autoridades, municipales, autonómicas, estatales y europeas. La vida de las personas está en riesgo.
Más información:
Carmen Duce
Coordinadora de la campaña Clean Cities en España
carmen.duce@cleancitiescampaing.org